miércoles, 7 de marzo de 2012

SEMANA 3: LA EVALUACIÓN

Mi experiencia laboral y diríamos mi cercanía a la evaluación en contextos académicos se instala en las reflexiones al interior de una Escuela Normal Superior como institución formadora de maestros en la cual es el currículo donde se configura todo el proceso integral de desarrollo humano por medio de la interacción del maestro formador con los estudiantes o, como lo precisamos al interior de las Normales “Maestros en formación”.

En estos espacios en los cuales el fundamento es la formación inicial de maestros, la evaluación adquiere un carácter muy importante en tanto se asume como un proceso dinámico, realizado para conocer  la relación dialéctica entre las personas que integran la institución y su estructura y de éstas con el medio que los rodea. Se entiende entonces la evaluación como parte intrínseca del proceso mismo del aprendizaje, es estructural y funcional; estructural en cuanto pretende cambios de fondo en el desarrollo cognitivo, afectivo, volitivo y en otros campos del desarrollo y funcional en cuanto orienta, recoge, ordena las potencialidades del estudiante.

De acuerdo con los diversos campos de formación integral, evaluamos los pre – requisitos para el aprendizaje, la lectura y la escritura que abarca todo lo referente a comprensión y expresión en cada uno de los saberes, los saberes específicos y el desarrollo volitivo, asuntos que son objeto de intervención desde las prácticas de enseñanza. Así la evaluación del rendimiento escolar o evaluación de los maestros en formación está constituida por un conjunto de juicios formados en relación con las capacidades y su desarrollo, los avances en el logro de los conocimientos y los éxitos y dificultades en los diversos dominios o componentes del desarrollo personal atribuible a las acciones pedagógicas.

Sin embargo, esta dinámica implica para nosotros la revisión permanente de los imaginarios con relación a la evaluación así como las practicas evaluativas, en tanto, en esta dinámica que se construye cotidianamente nos hemos encontrado con experiencias de maestros que asumen la evaluación como el producto de la aplicación de una serie de estrategias y actividades de aula sin mayor reconocimiento del papel del estudiante en el ejercicio de producción y construcción de los saberes, asunto en el cual esta puesta la mirada de nuestra propuesta formativa.

Desde estas consideraciones nuestra experiencia con relación a la evaluación en la Escuela Normal, aun con los tropiezos propios de las dinámicas culturales desde las cuales ha sido asumida, busca tener en cuenta el tipo de aprendizajes previos o prerrequisitos con los que asumen los maestros en formación la relación con el conocimiento, reconoce que el cambio fundamental tiene que realizarse en el escenario metodológico, de manera que promoviendo opciones para discutir y entender el conocimiento y el desarrollo del pensamiento analítico, creativo, critico, se incremente un sistema de evaluación consecuente con lo acaecido en el aula.

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